Por Nurys Rivas.--Siendo como es un gran artista, no podemos sentirnos molestos porque Diego El Cigala, haya adquirido la nacionalidad dominicana, al contrario, consideramos un honor compartirla con él.
Ahora bien, no criticamos el hecho en sí, sino la forma, quisiéramos que nuestras autoridades entendieran que la nacionalidad no se regala así por así, que es una prerrogativa que hay que ganarse.
Adquirir la nacionalidad de cualquier país del mundo no es tan fácil como le ha sido por ejemplo a El Cigala y vuelvo a decir que no siento animadversión porque haya sucedido así, si lo ponemos como ejemplo es porque se trata de una persona cuyo arte lo hace conocido.
Pero igual que sucede con el artista español, sucede con ciudadanos de otros países destacados no como cantantes, sino como empresarios millonarios y de mucho éxito.
Todos o casi todos conocemos que para adquirir la nacionalidad de España por ejemplo, para situarnos empáticamente en el país de El Cigala, hay que cumplir con una serie de requisitos, entre los que se cuenta el tiempo de residencia y no creo que yo, al menos no estoy enterada de que el gobierno de España haya concedido la nacionalidad a ningún dominicano de la manera en que nuestro gobierno ha investido al gran cantante andaluz, como dominicano.
Para cualquier ciudadano dominicano o no, acceder a la nacionalidad española, debe someterse a una serie de procesos cuyo último grado es ser sometido a un cuestionario de preguntas que si no responde, es “quemado”.
Ignoro como se hacen en nuestro país estos trámites de nacionalidad, lo que sí me parece que El Cigala hace poco tiempo que reside en tierra dominicana, ahora bien, desconozco si le preguntaron por ejemplo sobre Juan Pablo Duarte o historia más reciente, o algo sobre los Taínos.
Cuando me enteré de la decisión del cantante, de venirse a vivir aquí, tuve un choque de sentimientos porque decía el artista entre otras cosas que usaría al país como residencia, una plataforma apetecida por muchos por estar cercano a importantes escenarios como Miami o México y además porque la vida en Dominicana sería menos onerosa que en su propia España.
De inmediato me vinieron a la mente todos los dominicanos que obligatoriamente deben abandonar su tierra porque se les hace imposible permanecer sin trabajo, pensé entonces en las contradicciones de la vida, mientras unos se van por falta de oportunidades, otros vienen porque para ellos esta es una tierra de oportunidades.
Dejando de lado las divagaciones, continuemos tocando el tema de la nacionalidad y es que continúo sorprendida de ver la manera en que el Presidente de La Junta Central Electoral, entrega en persona, la cédula dominicana a El Cigala, caramba que privilegio Diego, ya nos gustaría que una autoridad española con idéntico rango, se tome una foto entregando a cualquier dominicano/a, el documento de identidad y que dicha fotografía sea difundida en los principales periódicos de la península.
Repito Diego, no es nada personal y mucho menos nada contra los españoles, líbreme Dios, que yo quiero mucho a ese país y adoro a los españoles, lo que no puedo evitar es que me sienta sensibilizada ante hechos que considero están fuera de lugar y que nos marcan como país fuera de serie.
Aplaudo la presencia en nuestro país de Diego El Cigala y reitero la bienvenida que ya di al artista en su momento, si escribo sobre esto, es porque no he podido dominar la rebeldía que me despertara la foto de El Cigala recibiendo su cédula dominicana, sorprendida además por la facilidad con que la ha obtenido.
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