sábado, 21 de septiembre de 2013
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Es más fácil pregonarlo que llevarlo a la práctica, pero el llamado que hizo este pasado jueves el expresidente del gobierno de España, José Luís Rodríguez Zapatero, en el marco de la Asamblea Parlamentaria de Europa y Latinoamérica (Eurolat), celebrada en Puerto Plata, República Dominicana, no tiene desperdicios, pues, sin duda alguna, los gobiernos de todos los países, pero sobre todo en el Nuevo Mundo, están llamados a luchar contra la pobreza y procurar que disminuyan los niveles de desigualdad prevalecientes, pues constituyen causa de la pérdida moral de las juventudes.
Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), es el inmediato predecesor del actual presidente español, Mariano Rajoy y bajo el mandato que encabezó, comenzaron a sentirse los efectos iniciales de la crisis económica sentida entre los países sureños del Viejo Mundo, situación que permitió el triunfo de los adversarios del PSOE, que se mantienen actualmente en el poder en España. Precisamente la conferencia dictada en el país abordó, desde su título, la crisis económica europea y sus efectos sobre las naciones de América Latina.
Resulta casi una metáfora el planteamiento central del ex presidente español, pues no hay político europeo que hable hacia las naciones que fueron mayormente colonias españolas en esta parte del globo terráqueo ni hay tampoco políticos de las naciones del Nuevo Mundo que hablen dirigiéndose a sus propios pueblos, que a lo largo de los últimos años no hayan propuesto reducir o eliminar la pobreza y con ello abordar la desigualdad social, reflejo natural y consecuencia, de la existencia de la pobreza.
Tales políticos, a uno y otro lado del Atlántico, empero, han invalidado sus propuestas tan pronto han asumido compromisos de gobierno, pues se han inclinado en lo personal o han permitido a sus aliados inclinarse hacia conductas deshonestas en el manejo de las finanzas públicas, que todas las ideas sobre la reducción de la inequidad y la eliminación de la pobreza se han convertido en palabras de demagogos y aún cuando uno que otro de tales políticos mensurasen la corrupción de sus antecesores, los que han medido los efectos de estos actos deshonestos, han sido peores en el desempeño de las gestiones que han encabezado.
De ahí que este diario señale que es más fácil para un político de estos tiempos y sobre todo, de países como República Dominicana, pregonar la necesidad de combatir la pobreza que hacerlo y más atractivo echar discursos sosteniendo que la desigualdad debe eliminarse y sin embargo de los atractivos discursos, no hacer absolutamente nada para llevar a actos concretos aquello que han sostenido que es necesario.
De todas maneras, alguien debe agradecer al expresidente español Rodríguez Zapatero por sostener estos puntos de vista en su visita a la asamblea del Eurolat en Puerto Plata, pues en algún momento, algún día, políticos menos comprometidos con la búsqueda de fortunas en el orden personal, llevarán a cabo la reducción de la pobreza y pondrán en práctica decisiones que rompan la inequidad, reduzcan los imperantes niveles de desigualdad y procuren el bien común.
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