En pocos días el Gobierno ha tomado decisiones que implican alzas de precios en ciertos servicios que repercutirán a corto plazo en más alzas, profundizando las tendencias inflacionarias. En las últimas semanas se han producido alzas continuas en los precios de los combustibles, a consecuencia de las alzas en los precios internacionales en los derivados del petróleo. De igual manera, ante el deslizamiento de la prima del dólar, el Banco Central anunció, entre otras medidas, el alza de las tasas de interés que podrían restringir el ritmo de la economía. Y por último, se acaba de anunciar el aumento de la tarifa eléctrica, que por sus graves implicaciones el propio Presidente Medina desistió de su aplicación.
Son todas medidas que impactarán en el costo de la vida y en la pérdida del poder adquisitivo y la calidad de vida de la población, deprimiendo aún más la vida de los más necesitados. Se trata de una situación crítica frente a la cual las autoridades deben actuar con mayor cuidado, porque aunque la gente en Dominicana exhibe un insólito alto nivel de pasividad e indiferencia, ese tipo de medida podría desatar una ola de protestas, que a su vez podrían generar una movilización general, como la que se dio en Brasil por el aumento del transporte, o las que se están produciendo en estos momentos en Colombia y México, donde la población más pobre y los campesinos se han rebelado con amplias jornadas de protestas contra el actual orden económico, luego de los TLC y su privatización con el predominio de los intereses de las multinacionales por sobre los intereses nacionales.
En el caso nuestro ese modelo de apertura a la globalización, está profundizando las mismas tendencias que producen pobreza y concentración de la riqueza, además del ataque al medio ambiente, por lo cual cada vez se unen más voces que claman por un cambio de rumbo, mediante un modelo de economía exportadora, generadora de empleos de calidad y bienestar para todos.
¡Cuidado con las alzas!
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