martes, 6 de agosto de 2013

El Cardenal y Haití

Por Nurys Rivas-
¿Qué sucede Cardenal, dónde queda  aquella frase de Jesucristo de poner la otra mejilla?

Suponemos que la investidura y misión de “representante” de Dios, debería convertirle en una persona cristiana ante todo género humano, sin importar color, raza o nacionalidad.
    
El Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, no deja de sorprendernos con sus arranques de rabia hacia determinadas circunstancias, como acaba de hacerlo con respecto al problema con el comercio domínico-haitiano.
    
Y es que si las palabras del Prelado las dice otra persona, parecería hasta normal, viniendo de un enviado de Dios, es natural que nos preocupemos ante su falta de humanidad,  ya que a pesar de conocer sus exabruptos, no podemos aceptarlos.
    
Es posible que las declaraciones del Cardenal no estén del todo desacertadas, creo sin embargo, que en su voz, debería existir una cierta contención, pienso que habría que aprender a  hablar de los haitianos de manera menos generalizada, indagar sus circunstancias y saber sobre todo, cual es la parte de “los haitianos”, que atenta contra la seguridad del comercio dominicano.
    
Hemos hablado de Haití, le hemos defendido ante el mundo y llorado sus tragedias, hace poco hablamos del rechazo hacia nuestros productos porque supuestamente pudiéramos estar bajo los efectos de la gripe aviar, fuimos mal interpretados por algunos, o quizás nuestras palabras no expresaran con claridad la opinión al respecto.

Si hoy toco de nuevo el tema, lo hago impulsada por las palabras del Cardenal López Rodríguez.
    
No me parece que haya hecho el mejor  enfoque, porque siendo como es, un ministro de la Iglesia Católica, de él se espera siempre caridad humana, no encono.
    
Al hablar de los haitianos deberíamos tomar en cuenta algunos detalles que casi siempre se olvidan, en este problema comercial, los haitianos pobres que son la inmensa mayoría, están padeciendo las consecuencias, ya que éstos dependen en mucho de nuestro comercio, no es justo entonces generalizar.
    
El pueblo haitiano está mal, mucho más de lo que están los haitianos que viven en Dominicana, pasan hambre y necesidades, no van a la escuela, no tienen servicios de salud, el haitiano es un pueblo castigado por una mínima parte que constituye la élite social y adinerada que vive constantemente con el pie sobre el cuello de los pobres.
    
Haití  continúa siendo un pueblo esclavo, cuyo lema “Libertad, igualdad y fraternidad. La unión hace la fuerza”, solo se escribe en el papel, pero los haitianos desconocen lo que es la libertad, ya que la mayoría vive en la ignorancia más absoluta.

¿Qué me motiva a hablar de las palabras del Cardenal? La falta de misericordia, la absoluta carencia de piedad cristiana que como “hombre de Dios”, debe primar en sus declaraciones. 

Me sentiría predispuesta a encomiar al Cardenal, si éste empleara justicia y humanidad en sus palabras, si se caracterizara por la defensa hacia los humildes ya sean estos haitianos o dominicanos, si le viéramos  servir con idéntica amabilidad la Hostia a un mendigo, que a esas personas destacadas que tanto gusta de dar la Comunión.

Ante la certeza que no es desconocida por los dominicanos, no puedo lamentablemente expresarme de otra manera y en verdad lo siento, porque me gustaría que tuviéramos un Cardenal con el cual sintiéramos que realmente representa los preceptos pregonados por Cristo.

0 comentarios:

Publicar un comentario