Con su proceso de renovación dirigencial abierto, la cúpula del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) demostró cuán vertical y poco dada a la alternancia es su democracia interna. Con la repetición de su propuesta para presidir los bufetes directivos del Congreso Nacional a partir del 16 de agosto, la organización confirma además a su Comité Político como espacio de concentración del poder y de arreglo entre sus liderazgos competidores.
No ha sido poca la presión para que otros dirigentes tengan la oportunidad de presidir las dos alas legislativas, en las que el PLD impone el bufete por su cómoda ventaja numérica. En esta ocasión, las aspiraciones fueron más abiertas y numerosas que en años anteriores, sobre todo porque en 2012 la promesa fue que a partir de este año 2013 sería distinto.
Sin embargo, en su sesión del 8 de julio, el Comité Político decidió que Reinaldo Pared Pérez presidirá la cámara alta para otro período de un año y Abel Martínez hará lo mismo entre los diputados. A la senadora Cristina Lizardo y a la diputada Lucía Medina Sánchez el PLD las propondrá como vicepresidentas en sus respectivos hemiciclos. También repiten.
“Cualquier compañero puede ser presidente del Senado o la Cámara de Diputados; lo que creo es que debe haber un proceso de alternabilidad”, opinaba el senador de San Cristóbal, Tommy Galán, días antes de que se anunciara la decisión. No obstante, se curaba en salud en cuanto a la bien ganada fama de la disciplina partidaria peledeísta: “Hemos sido siempre respetuosos a la posición del Comité Político”. Galán contaba entre los aspirantes a sustituir a Pared Pérez, aunque sostuvo que nunca entró en un proceso de cabildeo ni proselitismo.
El politólogo Belarminio Ramírez recuerda que esa alternancia en cargos clave no entra en la tradición y metodología del PLD.
Esta vocación quedó evidenciada, por ejemplo, cuando en 2011 la élite peledeísta promovió un plebiscito que le garantizó permanecer un período adicional en sus posiciones directivas, sin someterse a un proceso competitivo.
“Ellos no tienen por qué alterar una regla que les ha funcionado bien”, analiza Ramírez. Pondera que, en cambio, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) las veces que ha dominado el Congreso ha alternado las presidencias de ambas cámaras y esto sólo se ha traducido en “caos” e “inestabilidad”, puesto que a la instalación de un bufete le sucede de inmediato el proselitismo para el año siguiente, “lo que afectaba la productividad del poder legislativo”.
Para el sociólogo César Pérez la lectura es que a la mayoría en el PLD se le impone la decisión del jefe del partido. Cuando Juan Bosch era el presidente, decidía él, luego lo hacía Leonel Fernández como presidente del partido y del país. Ahora que Danilo Medina es presidente de la República, las resoluciones en el Comité Político constituyen un pacto entre esos dos grandes liderazgos.
Una tercera facción llegó a alcanzar puestos en el Congreso y en la dirección partidaria, pero su cabeza, el ex vicepresidente Jaime David Fernández Mirabal, ha visto a sus antiguos seguidores desplazarse para la cueva de “El León” o la tropa del “brigadier”.
Sobre el pacto, Pérez cita que en el VIII Congreso Comandante Norge Botello lo que plantea la dirección no es renovar el Comité Político ni el Central, sino más bien agregar varios asientos para que siga igual la correlación de fuerzas.
El Comité Central cuenta con 400 miembros. Los delegados al VIII Congreso, 2,496 en total, podrán ampliarlo a 500. El Comité Político está conformado por 27 dirigentes.
El 16 de agosto las cámaras elegirán sus bufetes directivos para un año de gestión y las inconformidades de aquellos peledeístas que no tuvieron ni siquiera la oportunidad de competir ya no resultarán relevantes, asume Ramírez. “Ya están pensando en otra cosa”, prevé.
Pero esta forma de pactar y de cerrarse a la alternabilidad no resultará sostenible para la estabilidad en el partido de gobierno, cree Pérez.
Esto sólo posterga los enfrentamientos, “pero llegará un momento que esas contradicciones terminen con que definitivamente haya que zanjar posiciones donde no sea la simple transacción, sino una imposición de una determinada mayoría”.
Ya esto ocurrió en una ocasión cuando Danilo Medina reclamó su derecho a competir por la candidatura presidencial para 2008. El desenlace fue un Danilo Medina ausente de las actividades del partido tras denunciar que Fernández, su antiguo aliado, lo avasalló con el uso de los recursos del Estado.
Para César Pérez, lo ideal y más apegado a los principios democráticos sería que los legisladores de un partido, que son elegidos por la población, escojan sus candidatos a presidir las cámaras.
Lo peor, sostiene, es que estas decisiones no responden a una línea partidista, sino más bien a las de las dos corrientes que se reparten el poder, y más todavía a los intereses y aspiraciones de quienes encabezan esas parcelas.
Desde el 14 de julio se abrieron las plenarias del VIII Congreso del PLD, sin que se vislumbre algún tipo de cambio en la correlación de fuerzas, a no ser uno que otro peldaño más para leonelistas o para danilistas.
Y si a Fernández se le diera aquel sueño de que el PLD gobierne por varias décadas, como el legendario PRI de México, no sería descabellado pensar en una alternancia de cuatro años para él y cuatro para Medina, teniendo como marco el artículo de la Constitución que prohíbe la reelección.
Aunque para algunos planos resulte exagerado o inaplicable, al menos en las directivas de los cuerpos legislativos puede ajustarse aquella regla que se le atribuía al caudillo reformista, carismático y continuista Joaquín Balaguer: Que mientras yo respire que nadie aspire.
Reinaldo Pared Pérez
Militó en el sector de Medina, pero desde su cargo de secretario general del PLD ha asumido una posición neutral, incluso en el momento del rompimiento entre Danilo Medina y Leonel Fernández, en torno a las elecciones presidenciales de 2008. Desde su elección como senador del Distrito Nacional en 2006, el Comité Político de su partido se ha resistido a presentar a cualquier otro legislador subalterno para que presida la Cámara Alta.
Cristina Lizardo
La senadora de la provincia Santo Domingo e integrante del Comité Político se mantiene en el grupo de Danilo Medina. Se desempeña como vicepresidenta del Senado desde su elección en 2006. Esta será su octava elección consecutiva.
Abel Martínez
Resultó elegido presidente de la Cámara de Diputados en 2010, cuando el anterior, el también santiaguero, Julio César Valentín, ascendió a senador. Martínez ha hecho carrera política en el PLD bajo el amparo del sector de Leonel Fernández y la del 16 de agosto sería su cuarta escogencia en línea.
Lucía Medina Sánchez (Yomaira)
La hermana del presidente Danilo Medina tiene tres períodos como diputada y para agosto se perfila como vicepresidenta de la cámara baja por octava ocasión, ya que ocupa el cargo desde el período 2006-2010, durante la presidencia de Julio César Valentín.
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