lunes, 9 de septiembre de 2013

Reducción del gasto corriente


La asamblea general de la Asociación de Industrias de la Región Norte , Inc. (AIREN), sirvió al presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada , Inc. (CONEP), licenciado Manuel Diez Cabral, para sugerir una mayor reducción de los gastos corrientes del sector público, principalmente en la cuenta de personal, área de gastos que inexplicablemente se amplió desmesuradamente a partir de 1996, tanto en cuanto al número de servidores de esa hiperburocracia, como en cuanto al valor de los sueldos y otras remuneraciones de los altos ejecutivos, no así del personal de menor jerarquía en la Administración Pública.
    
En adición a este factor, hubo instantes en que el gasto público –la suma de los gastos de capital, los gastos corrientes y los gastos sociales-, mostró gran descontrol. La falta de orden desconcertó hondamente a los sectores productivos del país. No se preocuparon los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya visión de la administración era ambivalente. La hoja de ruta de los técnicos orientadores del organismo dependía del mandatario a cargo de la jefatura del Gobierno dominicano.
    
El actual presidente de la República, licenciado Danilo Medina, y este diario lo ha consignado en varias ocasiones, superó estos dislates y redujo el gasto público, dirigiendo sus acciones presupuestarias hacia un perdido equilibrio fiscal descartado como objetivo de gobierno en el primer ejercicio del ex mandatario, doctor Leonel Fernández. La búsqueda de este equilibrio y de control en el gasto público, distinguen las políticas establecidas a partir de agosto del año pasado.
    
Los empresarios, como puede sentirse por las palabras del presidente del CONEP, desean se profundicen las gestiones destinadas a reducir ese gasto, sobre todo en lo atinente a la hiperburocracia pública, responsable por la necesidad de lograr más elevadas recaudaciones y, por consiguiente, de redoblar las diligencias para aumentar la presión tributaria, conforme se ha hecho en varias ocasiones, por recomendaciones del FMI, pero también por la necesidad de cubrir el elevado costo de la Administración Pública.
    
Aunque el presidente del CONEP no lo dijo con las siguientes palabras, la verdad es que las iniciativas de negocios se resienten debido a la presión tributaria, como acaba de divulgarlo el Foro Económico Mundial, que al elaborar su Índice Global de Competitividad coloca a la República Dominicana en uno de los últimos lugares de la Tierra , en que pueden hacerse negocios y, entre los factores negativos, menciona, justamente, la presión tributaria, en adición a otros aspectos imposibilitadores de llevar a cabo intercambios mercantiles apropiados.
    
El mismo presidente Medina acepta esta realidad, aunque desde otra visión, como en las palabras pronunciadas en la reunión de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), con las cuales rechazó ofrecer más amplias y elevadas exenciones tributarias, pues aseguró que la empleomanía carga con alrededor de la quinta parte del producto interno bruto, lo cual, traducido a valores presupuestarios, debe duplicarse. A esto se suman los servicios de deuda pública, básicamente deuda externa y los subsidios a la electricidad.
    
Al unir las palabras del uno –el empresario-, y del otro –el presidente Medina-, queda claro que el costo del gobierno es pesaroso para la economía nacional y contribuye a reducir las posibilidades de que el Gobierno dominicano asuma acciones que ciertamente, catapulten la producción y, por tanto, las riquezas del país.
    
Tal vez por ello, aunque no se asuma como una decisión de hoy y de ahora, la sugerencia del presidente del CONEP debe tomarse en cuenta. Para que el mandatario no tenga que repetir lo que dijo en la reunión de la JAD.

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