El problema domínico-haitiano que se manifiesta en la complejidad de los problemas migratorios y comerciales, ha sido más bien estimulado por los grupos de la derecha de los dos países, los cuales han asumido el antihaitianismo y el anti dominicanismo como banderas políticas para mantenerse como grupos oligárquicos en ambos países. Esas banderas más que causas políticas racionales, son pretextos para alimentar las pasiones y las emociones de ambas poblaciones para con ello tapar las raíces de su dominación que empobrecen a ambas naciones.
La migración de haitianos hacia el lado dominicano ha tenido su razón de ser en los problemas económicos de ambos pueblos. Del lado dominicano gobiernos y empresarios han acrecentado la demanda de mano de obra haitiana por ser más barata, mientras del lado haitiano sus condiciones de precariedad económica ha empujado a su población a buscar el destino más fácil que está del lado dominicano. Así se fue amplificando la inmigración ilegal de haitianos. La situación de la inmigración descontrolada se agravó, con la vigencia de la estrategia de la globalización neoliberal, cuando el Estado dominicano prácticamente se desentendió del control de la frontera. Ese abandono dejó sin cumplimiento y si reglamento la Ley de migración, que se aprobara a principio de los años 2,000.
El masivo fenómeno de la inmigración haitiana fuera de control, ha despertado la preocupación de amplios sectores de la vida nacional y en particular le dio la oportunidad a los grupos de la derecha radical a sacar su bandera de la antihaitianidad. Estos aprovechando el control de ciertos órganos del Estado donde ejercen su influencia, auspiciaron la decisión del TC, el cual decidió despojar de la nacionalidad dominicana a los ciudadanos de ascendencia haitiana, como si con ello se resolvía el real problema de la inmigración descontrolada.
La medida no sólo ha dañado la imagen del país en el concierto de las Naciones por sus implicaciones en materia de violación a los derechos humanos, sino que, y es lo peor, desvió la atención del problema real de los miles y miles de haitianos ilegales, reduciendo el problema de forma irracional y pasional a la victimación inhumana e inefectiva del pequeño grupo de ciudadanos de origen haitiano ya documentados como dominicanos.
martes, 21 de enero de 2014
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