SANTIAGO. Viajar a Estados Unidos en busca de bienestar económico para la familia es una situación que se ha vuelto común para quienes se ven en la necesidad de irse a tierras lejanas para que sus ingresos aumenten.
Sin embargo, el tú aquí y yo allá, para un supuesto bienestar económico, no es otra cosa que una puerta abierta al divorcio.
Son varios los casos de los esposos que se van a Estados Unidos “para que nuestra situación económica mejore” y vuelven a firmar el acta de divorcio. Mientras que los más afectados siguen siendo los niños que no entienden “qué pasó, que mi papá se fue y no volvió”.
Y aunque es más común el caso en que “papá se fue”, las mujeres que asumen el rol de proveedoras para el hogar y que son ellas las que deciden dejar la responsabilidad de los hijos al hombre e irse en busca de unos cuantos pesos extra también se ha vuelto común en estos días.
Tanto así que el caso del hombre que en la casa se encarga de la crianza de los niños mientras mamá manda el dinero para el sustento es parte de las evidencias del desorden en que viven algunas familias que prefieren que a los niños no les falte dinero, aunque sí el afecto paterno o materno.
Una situación que preocupa a quienes, aunque no son especialistas en psicología, se han vuelto expertos en ver cómo se crían esos niños, a quienes en su mayoría, el barrio los cuida, mientras papá o mamá mandan unos chelitos para el sustento de unos menores que “preguntan por sus padres y no por el dinero que les mandan”.
Unos niños a quienes sus mismos padres les trazaron un camino hacia una carencia emocional que según expertos contribuirá de manera negativa en su desenvolvimiento en la sociedad.
Según la psicóloga Ana Pérez “nadie ni nada puede sustituir el afecto de los padres… para un niño, papá es papá y mamá es mamá, si no reciben de ellos el amor que necesitan entonces crecerán carentes y enfermos emocionalmente”.
Asimismo la especialista trajo a colación la diferencia entre un niño que se cría con sus padres y que recibe en sus primeros años de formación tanto la provisión afectiva como el sustento y uno que creció privado de afecto y bienestar económico.
“El primero se convertirá en un niño psicológicamente sano y útil a la sociedad y en el segundo caso, si se estudia el historial de los adolescentes y jóvenes que delinquen, es posible que respondan a esas características de falta de afecto de sus padres y necesidades no suplidas”, subrayó.
Un Apunte
La ausencia de uno
Lo cierto es que esta historia de “tú aquí y yo allá” en la mayoría de los casos termina en divorcio “¿para qué se casan, si no van a estar juntos?”, es una pregunta que bien podrían responderse los que viven en estas circunstancias y es que ahora no hay diferencia, por lo menos en algunas familias que aunque tienen a sus parejas y como evidencia el anillo del matrimonio, se pasan los días solos porque uno de los dos es un visitante en su misma casa.
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