Es lamentable que algunos medios hayan perdido la misión de informar y educar el pueblo, por hacer negocios rentables. Están económicamente comprometidos con determinadas corrientes. Se ven precisados a evadir o rechazar, temas que se aparten o atenten contra sus proveedores. Eso trae como consecuencia, que los mensajes que envían son patrones impuestos, que impiden el libre juego de las ideas.
Con motivo del Día del Periodismo, algunos directores han hecho recomendaciones a universidades y escuelas de comunicación para formar mejores profesionales en esa área. Sugieren proporcionar a los estudiantes, mecanismos de ampliar su nivel cultural, mejorar la gramática, ortografía, redacción, facilidades de prácticas en talleres, imprentas, para que sepan manejarse cuando vayan a redacciones. Piden que los motiven a dedicar más horas a la lectura e investigar las noticias.
Parecería ser que la idea es cuidar de la estructura, métodos, técnicas, pero ¿Cómo cuidar de la esencia, misión, ética? No hacerlo es tirar todo al zafacón. Insisten en que deben adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Qué significa eso? ¿Cambios en la forma o el fondo? Me resisto a pensar que sea proteger la comercialización de las ideas, lo mercurial, el apoyo a determinada ideología, grupo o institución para sacar ventajas. Preocupa que dejen en segundo plano, el periodismo honesto, que busca la verdad y respeta principios. Ese es el sello del que persigue elevar el nivel educativo de la población.
No me preocupan las estrategias y técnicas que utilicen los periodistas para informar y dar un palo periodístico. Todo vale si esta dentro de la ética profesional. Lo que deforma, limita y anula profesionalmente, no es solo la enseñanza deficiente en el centro académico, muchas veces son los empleadores. Aquellos directores de medios que invierten las prioridades, limitan el campo de acción, la forma de decir las cosas y obliguen al periodista a archivar la ética y responder a intereses particulares, privándolos de actuar libremente. Es un decirle, se ajustan a las reglas del juego o les cierro las puertas.
Que falta hacen periodistas de la talla de Rafael Herrera!..Sencillo, objetivo, sincero, libre, realista, conciliador, le daba cabida a todas las ideas. No estaba titulado como tal pero dominaba lo esencial, los principios éticos. Estaba super consciente del rol de la prensa en la sociedad, como instrumento de cambios y desarrollo. Sabemos que los medios de comunicación tienen gran poder, pero a la vez, son escuelas. Sus lecciones llegan a toda la población. Cuando son falsos, retorcidos o presentan una sola cara de la moneda, deforman la nación. Don Rafael cuidaba de que no sucediera. Reconocía que la corrupción andaba por doquier pero supo manejarla para que no dominara el periódico que dirigía. ¡Cuánto lo necesitamos!.
Indiscutiblemente, no solo deberían hacer paneles donde los directores de medios evalúen el periodismo sino donde a ellos, les refresquen la memoria sobre ética profesional, sobre los aportes de una prensa libre que le de cabida a todas las corrientes del pensamiento y donde ponderen las desventajas de estar al servicio de grupos determinados.
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