viernes, 19 de julio de 2013

Evitar la sangre


Existe la expectativa de violencia y de sangre de darse la reunión del CEN del nuevo PRD ahora liderado por el Ing. Miguel Vargas. De un lado, la facción de Vargas anuncia de manera indeterminada una próxima e inminente reunión del CEN, mientras los seguidores del viejo PRD proclaman que acudirán al evento, sea donde sea y pase lo que pase, con lo cual se espera una confrontación física de resultados violentos y sangrientos inconfesables.  
La división y eventual destrucción del PRD es ya una realidad que ha sido decidida por los tribunales competentes y por los altos poderes fácticos articulados desde el Estado por el partido de gobierno. Esa división es una necesidad funcional de ese gran poder establecido, por ser el PRD el único obstáculo partidario a la vista cuya unidad amenazaría con posibilidades el continuismo del PLD, tal como se vio en las pasadas elecciones nacionales.
En consecuencia, el PRD dividido no sólo asegura la derrota de las partes resultantes, sino que con ello se decreta matemáticamente el triunfo y la continuidad del PLD a partir del 2016. Esa era la misión  a cumplir por la JCE y el TSE, organismos que dejaron ver a la luz pública las inconductas en torno a los listados del CEN, que debelaron la trama detrás del fallo que legalizó la estafa que ha permitido suplantar los miembros titulares del CEN por los nuevos “falsos-positivos” que garantizan y sellan la división. 
Es un resultado que pone en evidencia no sólo el poder total del PLD y su gran capacidad de operar la política con profesionalidad, sino que a la vez muestra la incapacidad acumulada del liderazgo del PRD, entrenado más bien en la denuncia, el oportunismo y el pragmatismo activista enmarcados en las prácticas del caudillismo conchoprimista. Por ello los dirigentes del PRD sólo ofrecen como respuestas huecas y temerarias “tomar las calles” y acudir a la cita fatal del CEN. 

En vez del fracaso

Esa eventualidad tenebrosa debe ser evitada por ser innecesaria e improcedente, porque la violencia bruta, carente de causa política de valor societal y conceptual, está vacía de sentido y  de utilidad práctica.  Esa tragicomedia se puede evitar, dada la voluntad de los poderes, sugiriéndole a Miguel Vargas la realización de un CEN virtual, que no sea físico, cuya acta con la agenda que se quiera, luego de aprobada inalámbricamente, se someta a las altas cortes aliadas  para su ratificación, con lo que se completaría el último acto de la división buscada. 
Por el lado del PRD democrático, en vez de “la calle”,  los “afueriados” tienen por delante no solo reencontrarse con la política, sino con, y es lo importante, el desafío de preparar la defensa de la democracia dominicana, amenazada de muerte por el nuevo régimen de partido único, poniendo en marcha una movilización nacional bajo una estrategia planificada que auspicie la conformación de una Coalición por la Democracia, integrando a todas las expresiones democráticas, para enfrentar con contenido político a la nueva dictadura totalitaria y clientelar instaurada por el grupo gobernante. 

¡Es hora de volver a la política, en vez del populismo oportunista!       

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