sábado, 20 de julio de 2013

Un asesinato cobarde

La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) ha prometido someter a la justicia al oficial que el antier, jueves, disparó tres veces a la espalda del chofer Rafael Féliz, alcanzando a la víctima con dos de las balas, a nivel del cuello, las que resultaron mortales por necesidad en el mismo lugar del incidente, la siempre congestionada intersección de las avenidas 27 de Febrero e Isabel Aguiar, en el sector de Herrera, en Santo Domingo (Oeste).
Tras constatarse la muerte del chofer, todos sus colegas de las rutas de transporte de pasajeros que convergen en ambas vías, iniciaron actividades de protesta que comenzaron con el incendio de gomas viejas y culminaron con el incendio de la motocicleta que ocupaba el oficial, señalado como victimario, y del cual se han dado nombres distintos, uno de ellos, segundo teniente Eugenio García Peña.
La promesa de las altas instancias de AMET, de someter al victimario, tiende a apagar la amargura sobre un arrebato inexplicable de un oficial que ha debido ser preparado para saber que, pese al desorden que montan los choferes en lugares como el del suceso, aquello no es un campo de guerra y el control de emociones es esencial para moverse entre el gentío de peatones, la aglomeración de vehículos públicos que en ocasiones se estacionan en doble fila en paralelo, en adición al carácter levantisco de muchos conductores, hechos a respuestas altisonantes, que un oficial que ejecuta órdenes de regulación del tráfico vehicular, está obligado a manejar para no llegar, bajo ninguna circunstancia a lo que se produjo en aquella siempre tumultuosa esquina.
 
 Lo vivido debe servir a AMET para determinar a quién transfiere de otras fuerzas policial o castrenses, hacia ese cuerpo, pero también a quien enrola entre sus miembros, pues estos hombres y mujeres caen en las calles en donde quedan sujetos a un clima que, por estos meses, es habitualmente caluroso y ardiente y, cuando no lo es, como en las ocasiones en que últimamente han caído aguaceros torrenciales, están bajo el agua, mojándose parte del uniforme que no es cubierto por las capas y el calzado que, no siempre posee cierres herméticos.
Para tranquilidad de la clase choferil, además, deben asumirse medidas como la del sometimiento del oficial que disparó en una decisión que resulte inequívoca de la disposición a evitar sucesos futuros como éste que, no solamente por la descripción encontrada por los medios de comunicación social en el sitio, sino por la posición de la víctima y la posición del victimario y, por supuesto, la entrada de los disparos, muestra una conducta cobarde e inexplicable en un oficial formado para bregar con choferes de vehículos públicos.

Un secretario Dominicano en Washington

La aprobación por parte del Senado federal de Estados Unidos, de Thomas Pérez como nuevo Secretario de Trabajo, abrió una brecha a las esperanzas de miles de dominicanos que han viajado a la gran nación con la esperanza puesta en un triunfo que marque sus vidas y no caben dudas de que esta nominación hecha por el Presidente Barack Obama y ahora sancionada favorablemente por los senadores, deja abiertas las puertas a muchos sueños entre los millones de dominicanos que viven en diversas ciudades norteamericanas.
Por supuesto, debe llamar la atención el hecho de que Pérez contó con apenas ocho votos entre cien para derrotar con un 54 contra 46, a los republicanos que se oponían a su encumbramiento y aún a los demócratas que contemplaban con recelo esta designación.
Cabe ahora que sea atinado y pertinente para que el triunfo corone la fe que el presidente Obama puso en este abogado de origen dominicano.    

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