lunes, 12 de noviembre de 2012

“¿Acaso la economía es estúpida?”

Pedro Mendoza

Nunca había leído un libro sobre asuntos económicos ni financieros, hasta que hace seis años mi querido amigo y colega, doctor Daniel Rivera, el día de mis setenta cumpleaños me regaló un libro llamado  “La gerencia en la sociedad futura”, cuyo autor es el archiconocido, Peter Drucker. 

Aquel día me dijo: “Profesor, a pesar de que seguimos partidos políticos distintos, pero cuando lea esta obra, verá que coincidimos en cuanto a qué se atribuye el escaso desarrollo que hemos logrado no importa que la economía crezca.”   (Aclaro que aunque uno es del PRD y el otro del PLD, ambos pertenecemos a partidos derechistas).

Una vez leído dicho libro, subrayé una nota al pie de página donde el autor recuerda la famosa frase pronunciada por James Carville, asesor electoral del expresidente Bill Clinton,  que es la misma que he puesto como título a este articulo. La segunda cosa que subrayé fue la siguiente opinión del llamado  “gurú”  de las finanzas modernas: “Lo que es decisivo  en la rentabilidad del capital no es lo que cuesta, ni cuanto se invierte. 

Lo que es crítico es la productividad del capital.” Con motivo de la reforma fiscal ideada por el Gobierno a fin de adquirir los recursos que hacen falta para otorgar un presupuesto en el 2013 de 100 mil millones de pesos al ministerio de Educación y atender cientos de otros gastos sociales, y al observar la recia oposición que están haciendo al proyecto los poderosos y, extrañamente, los que menos tienen, recordé las palabras que copié arriba,  que años atrás leí en el libro del señor Drucker.    

Pero de Economía y de Finanzas se lo mismo que sabe un obispo sobre los amores, sinsabores y complejidades que conlleva criar cuatro muchachos y convivir bajo el mismo techo 30 años con la misma mujer.  Reconozco que aunque la ciencia económica es un verdadero acertijo, no se requiere ser un experto para darse cuenta que la economía de una nación funciona muy semejante a una guerra. A los generales que dirigen las guerras modernas no les interesa mucho  matar soldados enemigos sino destruir los procesos  de hacer la guerra que posee el enemigo. La palabra proceso significa “avanzar” en latín. 

La economía de una nación es un proceso, es decir, un avance continuo en el tiempo donde los requerimientos y necesidades de la sociedad se satisfacen con la riqueza que la misma sociedad genera. Por eso, es una torpeza afirmar que el gobierno puede cumplir sus obligaciones sin necesidad de exigir periódicamente más impuestos. Y todos, según nuestras capacidades, tenemos el deber de pagarlos. Lo que quiero decir es que los poderosos del país pretenden ignorar que el proceso para  ganarle  la guerra a la pobreza y al atraso conlleva que el Gobierno consiga más recursos a fin de afrontar las necesidades de personas y comunidades. Y al oponerse a apoyar al Gobierno pagando un poco más,  están evitando  que el Estado comience a destruir los procesos potenciales que tiene la pobreza de continuar estrangulando a los más necesitados. Es intensamente doloroso escuchar o leer las opiniones de gente educada consistente en que la reforma fiscal no es necesaria si el Gobierno reduce a la mitad la empleomanía del Estado. 

Ese es el colmo de la irresponsabilidad. Señores, si tal cosa sucediera sin previamente el sector privado haber creado trescientos mil nuevos empleos,  ¿a quién le van a vender ropa y zapatos las tiendas y comida los supermercados y colmados? Si no se vende mercancías ni comida, ¿qué harán las fábricas de ropa, espaguetis y aceite comestible. Si la gente no produce dinero aunque sea a través del subempleo en el Estado, ¿qué capacidad de compra tiene? Los grupos de poder saben muy bien que la “productividad del capital”  garantiza mayores ganancias futuras sin depender de protecciones ventajosas, de oligopolios o de reducción o evasión de impuestos, porque ella constituye el motor para generar riqueza. ¡Por Dios, no prefieran que los gobiernos se limiten a protegerles sus “privilegios especiales”: un monopolio, las ventajas proteccionistas y que sus ganancias no sean tocadas con impuestos!  Porque si es así, entonces la economía es tremenda estupidez. 

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