viernes, 10 de mayo de 2013

Conciencia y seguridad ciudadana

Josefina Almánzar


El pueblo dominicano ha pasado de manera histórica  por muchos procesos en los cuales ha tenido que ir poco a poco desarrollándose como Nación, luchando por sus libertades públicas y el reconocimiento de las mismas por parte de las autoridades competentes en un momento determinado  y tratando de entender lo que es el concepto de ciudadanía, cuales son los derechos que tenemos como ciudadanas y ciudadanos y quiénes o cómo deben ser garantizados esos derechos.
    
Este proceso ha sido lento en cuanto asimilación se refiere producto de los diversos gobiernos con carácter  totalitario y absolutista que hemos tenido a lo largo de nuestra historia Republicana.  A estos gobiernos les interesaba tener ciudadanos y ciudadanas sumisos,   indefensos, ignorantes, personajes ausentes porque así éramos  más fácil de manejar y de mantenernos sometidos.
    
Toda esta historia dominicana de gobiernos corruptos, prepotentes y abusadores de su poder donde la ciudadanía no ha sido la mandante en una supuesta Democracia Representativa ha producido falta de conciencia en la mayoría de nosotros y nosotras a tal punto que no sabemos cuáles son los derechos fundamentales que tenemos consagrados y que deben estar protegidos en nuestro ordenamiento jurídico pero mucho menos nos interesa saber cuáles son nuestros deberes, los cuales van de la mano de nuestros derechos.                

Es por ello que vemos los comportamientos de irrespeto, de falta de educación cívica o urbanista, como se le llama ahora, que presentamos en nuestra cotidianidad.  Desde pasarnos en un semáforo en luz roja sin medir ni importarnos las consecuencias que podemos causarnos y causarle a los demás, botar la basura en la calle desde un vehículo en movimiento, de prenderle fuego a un montón de basura a las doce del día aunque nos ahoguemos todos, andar con bocinas electrizantes por las calles afectando nuestro sistema nervioso y un sin fin de comportamientos que nos hacen pensar en dónde vivimos.
    
Evidentemente nos falta conciencia ciudadana y comportamiento cívico que conduzcan a la convivencia civilizada y armónica de todos y de todas.  Pero como digo una cosa digo la otra.  Cuando los seres humanos percibimos que solo nosotros damos y que las avenidas solo son de una vía no queremos reaccionar de manera positiva porque no tenemos conciencia ciudadana pero tampoco recibimos seguridad ciudadana.
    
Aquí cabe preguntar: ¿Qué es la ciudadanía para los organismos gubernamentales, qué importancia tiene y cómo se demuestra en la práctica ese valor que tiene la ciudadanía, qué garantías tenemos, quién nos responde cuando somos agredidos, violentados en nuestros derechos, a dónde recurrimos para querellarnos y denunciar y recibir respuestas positivas a nuestras reclamaciones?
    
Vivimos hablando de educación, que esa educación nos llevará a crear la conciencia ciudadana que tanto necesitamos para desarrollarnos pero qué me dicen de la seguridad ciudadana una vez que adquiramos la conciencia ciudadana.
    
Creo que a nadie le gusta las avenidas de una sola vía, son aburridas y regularme perjudiciales  pues sólo damos pero no nos devuelven y se supone que lo que va viene.
  
 Usted no puede crecer si su país a través de las garantías, de la responsabilidad social y de la voluntad dinámica de hacer las cosas no crece.
    
Este juego ciudadano es de ambas partes fundamentado en principios de igualdad, libertad y seguridad.
    
Si quieren que seamos ciudadanos y ciudadanas con conciencia busquen, ustedes los que tienen el poder de hacer las cosas y de efectuar los cambios, los cuales nosotros y nosotras colocamos en esos cargos cada cuatro años, la vía de darnos una seguridad ciudadana real y efectiva.   

La autora es Abogada y Docente universitaria.

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