jueves, 9 de mayo de 2013

Servicios de salud colapsados

POR LA REDACION-

Una de las grandes limitaciones de la democracia en la mayoría de los países de la América Latina, ha sido la incapacidad de los Estados de la región para responder a los problemas y necesidades de la población, mediante servicios públicos efectivos y eficientes de amplia cobertura y aceptable calidad. Nuestro país no escapa a esa realidad. La incapacidad del Estado como proveedor de buenos servicios públicos, se hace cada vez más evidente a medida que los problemas de la población se agravan como consecuencia de la ineficiencia pública y las demandas crecientes.
    
Esa realidad en nuestro país se vive en términos dramáticos en materia de los servicios de electricidad, agua potable, basura, transporte, sobre todo urbano, educación, vivienda de interés social, mantenimiento de obras públicas, salud y demás servicios ciudadanos, en particular los de seguridad ciudadana. En el caso de la salud, llama la atención la grave situación de la red de hospitales y de los problemas en los servicios de salud de la Seguridad Social. La prensa nacional se hace eco continuamente de los problemas que padece la población cuando acude a la red hospitalaria en cualquier rincón del país.   
    
La precariedad de la red hospitalaria ha sido constatada por el propio Presidente Medina, quien en sus visitas sorpresas a algunos centros hospitalarios, ha dispuesto medidas de urgencia para su rehabilitación, al considerar inaceptables las condiciones en que los mismos se están desenvolviendo para atender a una población numerosa y empobrecida. A esa actitud del Presidente se une el grito, casi iracundo del Colegio Médico Dominicano, el cual a través de su presidenta ha sentenciado que el sistema nacional de salud ha colapsado en República Dominicana. De acuerdo a esta visión del CMD, la red hospitalaria adolece de múltiples precariedades, entre ellas, de infraestructura, equipamiento, falta de insumos, falta de personal, mal manejo gerencial, al tiempo de castigarse a los pacientes con las cuotas de recuperación que todavía no se han desmontado en los hospitales.

Superar la pobreza del Estado

Ese cuadro de incapacidades de la administración pública en salud, se repite también en la mayoría de los servicios públicos, los cuales a medida que se ha ido avanzando en la privatización neoliberal del Estado y la economía, dichos servicios públicos van quedando reducidos y relegados sólo para atender a la creciente población empobrecida, marginada y excluida, que va germinando por efecto de esa misma economía que prioriza la función de establecer políticas públicas centralizadas en favorecer a la categoría empresarial y del mundo de los negocios, para quienes el mercado dispone de eficientes y modernos servicios privados de la mejor calidad. 
    
Ese dualismo de la pobreza y la riqueza, debe llevar a una reflexión que modifique la estrategia de las políticas públicas y del modelo de políticas económicas, de modo que éstas se dirijan a promover la expansión de las “pujantes” clases medias, en vez de crear al mismo tiempo pobres y ricos, para que entonces los servicios públicos de salud, así como los demás, dejen de exhibir el deprimente espectáculo del colapso de los servicios. 
¡Fortalezcamos al Estado y las políticas públicas!

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