martes, 9 de abril de 2013

La amenaza de Corea del Norte

Nurys Rivas.-

Lo que menos necesita el mundo en los actuales momentos es una guerra que acabe con la escasa paz que se disfruta, ninguna nación del universo, ni grande ni chica tiene derecho a levantar esa bandera aterradora de la muerte.
    
El universo precisa de la unión de sus habitantes, no de la destrucción y el caos que siembra la guerra, tenemos ya abrumadores ejemplos y suficiente experiencia, como para entender que la única consigna debe ser la paz.
    
Se impone la contención del rencor y la razón, el derecho a la vida y el respeto internacional que debe ser la normativa que rija los estatutos de todo pueblo, se impone la comunicación consciente entre personas que se suponen civilizadas, cuyo estatus dentro de sus países por muy alto que sea, no les da derecho a provocar acciones violentas que pueden ser el inicio de una catástrofe de grandes dimensiones. 
    
El mundo es de todos, Corea del Norte es un punto en el mapa de la humanidad, grande o pequeño, poderoso o débil, su gente tiene idéntico valor humano y no hay derecho a que unos dirigentes prepotentes, no tengan suficiente  sentido común para medir las consecuencias de su declaración de guerra. Ya basta de provocaciones peligrosas.
    
La ocupación de Corea por los aliados  tras la Segunda Guerra Mundial, puso fin a décadas de gobierno de Japón, posiblemente el afán beligerante lo llevan en la sangre y en litis parecen sentirse más realizados.
    
Corea del Norte no alcanza a entender que la provocación solo servirá para perjudicar su economía y mantenerles más aislados. 
    
Está bien calculada la postura prudente  de Estados Unidos, al menos están demostrando ante la amenaza, una conducta  no solo más civilizada, sino más acorde a lo que es el deseo general de la humanidad.

Aunque como es natural, no deja de ser preocupante para el gobierno estadounidense, la reiterada amenaza de Pyongyang, asegurando la aprobación de ataques nucleares de su Ejército contra Estados Unidos, no cabe dudas de que éstos habrán tomado las precauciones de lugar ante la desatinada provocación de los norcoreanos.
    
Irresponsabilidad, inconsciencia, error de cálculo, son las palabras que mejor definen a estas personas que demuestran una vez más, no tener el más mínimo respeto por la vida pareciendo ignorar que el camino más idóneo hacia la comprensión es el diálogo, el camino a la paz, no la guerra.

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