viernes, 25 de octubre de 2013

Entre hoyos y basura

Por Josefina Almánzar.-Había una vez una ciudad limpia, por  cuyas arterías se impulsaba oxígeno a todo el cerebro  de la ciudad por eso le llamaban: la Ciudad Corazón. Todo transeúnte  le daba deseos de quedarse a vivir en ella, cuando recorría sus calles, sus parques, sus mercados.
    
Esa ciudad fue la inspiración de grandes compositores que escribían versos y los convertían en canción. Era admirada por sus barrios pintorescos, que como decía la canción:  “nadie puede igualar”….Por sus pregones, sus coloridos coches y su majestuoso Monumento.
   
Esta ciudad era la envidia de las demás ciudades del país porque además de ser pulmón de la campiña cibaeña se caracterizaba por la limpieza y el orden.

Esa ciudad ha desaparecido, es una sombra de lo que fue.  La basura, la suciedad, la inmundicia, los hoyos, el polvo, el humo, el desorden se han apoderado de ella y le han robado su esplendor.  Así de triste y real es la nueva historia de la ciudad de Santiago de Los 30 Caballeros.

La irresponsabilidad e ineficiencia de la administración pública local han traído como consecuencia que la ciudad esté arropada de basura. Podemos ver cómo las  esquinas, callejones, toda la ciudad está inundada de basura, de desperdicios de toda índole y los camiones recolectores de basura son todo un lujo en esta ciudad.  En la mayoría de los casos, los detartalados camiones brillan por su ausencia.
   
 Otra situación desesperante con la que tenemos que lidiar en nuestra cotidianidad, es la desordenada agenda que ha implementado la institución pública Coraasan.              Estos servidores públicos han hecho de ésta ciudad un solo hoyo.  Las principales calles y avenidas están intransitables.  El caos es tan grande que esta gente no termina nada completamente.  Destrozan una calle, una avenida y así mismo lo dejan.
   
 La problemática se agrava mucho más cuando vemos que nuestras clínicas y hospitales están repletos, no dan a vasto.  Las salas de emergencias tienen que despachar a los pacientes a sus casas porque no hay alojamiento.
    
La mayoría de los diagnósticos clínicos  son  de afecciones en las vías respiratorias.  Los niños, niñas y envejecientes como son los más vulnerables son los que más están padeciendo con esta suciedad, inmundicia, polvo, humo y cemento que están respirando en esta ciudad. No sé qué pensarán  los turistas que visitan esta ciudad. Me imagino que no quieren volver a pasar por sus calles y mucho menos comer algo en los caminos para no infectarse de tanta inmundicia.
     
Ni hablar de las condiciones mecánicas en que se encuentran nuestros vehículos.  No hay uno que no le suenen todos los tornillos habidos y por haber.
    
Esta ciudad esta huérfana, no tiene dolientes.  Ha perdido su encanto , el glamour de otros tiempos mejores.

Mientras tanto, con este escenario, la administración local sueña con hacer del Yaque dormilón, una réplica del río Sena de París.  ¿Qué hacer, reír o llorar? ¿Qué más veremos, mi compai?
    
Seguiremos reclamando nuestro derecho de vivir en una ciudad limpia.     

Reclamamos porque vuelva hacer la ciudad corazón que fue, antes de que la basura arrope en su totalidad las arterias que le dan vida y le provoque un infarto fulminante.
 
La autora es Abogada y docente universitaria

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