El último informe sobre la cancelación de veintidós oficiales y alistados de la Policía Nacional , todos por mala conducta durante el desempeño de sus labores y algunos de ellos por haber participado en actos de extorsión, crea esperanzas en una población que dejó de ver en el cuerpo del orden un auxilio en sus desventuras frente a la criminalidad y que en circunstancias determinadas ha llegado a temer tanto a los policías como a los bandidos.
Por supuesto, ocasionales cancelaciones de integrantes del cuerpo policial no cambian esa imagen, pero es un modo de rescatar la imagen de la Policía Nacional en estos momentos en que tanta necesidad se tiene de contar con una entidad pública que resguarde la seguridad ciudadana.
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