miércoles, 16 de octubre de 2013

Las fieras del PLD están sueltas

En una etapa de la pintoresca política electoral dominicana, se tornó contagiosa –viral, se diría ahora– la consigna “Se soltaron otra vez los caballos del PRD”, ocurrencia que podría traerse a estos días, para afirmar que “Se soltaron esta vez las fieras del PLD”. Y la similitud se ajusta a la situación si se parte de que el principal líder del oficialista Partido de la Liberación Dominicana, Leonel Fernández, acuña “El León”, como su mote de pelea.
En esta ocasión, en que el opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se balancea entre los consensos de sus legisladores para decisiones políticas y la terquedad divisionista de los dos principales líderes de tendencia, es el PLD la organización que madruga con el lanzamiento de proyectos presidencialistas con miras a las votaciones de mayo de 2016, cosa que inevitablemente afecta el manejo transparente del Estado, sobre todo en ausencia de una ley de partidos políticos que fije mecanismos de fiscalización y control.
Que el presidente Danilo Medina no crea en sustituir de sus puestos a compañeros de partido, aun cuando haya cambiado la cabeza es una cosa. Que no crea en dejar sin empleo, ni siquiera remover mucho, a sus amigos del Comité Político del PLD es algo muy parecido, aunque de mayor trascendencia. Ahora, que se mantengan en sus cargos al menos tres funcionarios influyentes que ya están en política tirados a la calle promoviéndose como aspirantes a la Presidencia de la República para los comicios de 2016, ya eso es otra cosa.
El primero fue Temístocles Montás, titular desde hace nueve años del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, quien perdió popularidad –de la que pudo tener– entre sus compañeros peledeístas, con la revelación del monto del hoyo fiscal que dejó la pasada administración, con una cifra oficial de RD$187 mil millones. Ahora también se hace impopular entre médicos y empleados públicos al informar que no habrá aumento salarial en 2014.
Luego vino el ministro de Turismo, Francisco Javier García, experimentado jefe de campaña de las candidaturas peledeístas que se cansó de atajar para que otro enlace, aunque siempre estuvo en el festín como invitado de primera fila.
A Gedeón Santos, reputado como danilista y de quien se dice busca también la oportunidad de terciarse la banda presidencial, Medina lo acaba de designar en el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), un órgano que maneja millonarios recursos provenientes de uno de los sectores más dinámicos de la economía.
Está claro que en la pelea de calentamiento no sólo participan funcionarios del Ejecutivo, pero estos son los que más preocupación generan por cuestión de tiempo y de transparencia.
Otro influyente hombre del PLD tiene detrás a un grupo anónimo que promociona su figura. Aunque no está bajo el mando del presidente Medina, el nombre de Reinaldo Pared Pérez ya sirvió de motor inspirador para lanzar el movimiento RP 16, de modo que compartirá su trabajo proselitista con el de presidente del Senado y hasta ahora con el de secretario general del partido oficialista. Él dice que no se está promoviendo, pero que no lo descarta.
Y ahora, al percatarse de que él es el muro fuerte “que quieren derribar para otro colocarse”, y, quizás influido por el descenso en la popularidad que le atribuyen las encuestas, Leonel Fernández ha abandonado su estrategia de dejar que el tiempo corra para lanzarse al final de la carrera. Ya empezó a coquetear con el proselitismo y configurar su perfil de potencial precandidato presidencial, con la advertencia de que “El León está en la calle”, siempre conservando su táctica, a la vieja usanza del místico Joaquín Balaguer, de ir dejando entender cosas sin decirlas o no dejar que se entienda todo hasta decirlo.
Si a las maniobras estatales en la campaña para el triunfo del presidente Medina, se atribuye gran parte del déficit fiscal que dejó la gestión de Fernández en 2012, habrá que imaginarse tres o más ministros de Estado movilizándose en caravanas de vehículos por todo el país y haciendo viajes a las seccionales del PLD en el extranjero, asumiendo acciones simpáticas o de gran efecto propagandístico, promoviendo sus aspiraciones y cuidándose de no dejar que el contrario avance.
Todo esto durante tres años. No hay que olvidar que los asistentes, los asistentes de los asistentes, los escoltas, los encargados, los voceros, los colaboradores y hasta los “lambones” de los aspirantes a la Presidencia configuran un batallón. Un caparazón tan indisoluble y omnipresente que, desde antes de la precampaña hasta pasadas las elecciones, se adhiere al cuerpo del prohombre –¿se podrá decir promujer? – alterándoles el ritmo desde las primeras horas hasta las últimas del día a las familias y a las oficinas públicas y privadas en las que trabajan sus jefes políticos.
Para las elecciones de 2012 Fernández destituyó a Franklin Almeyda como ministro de Interior y Policía y a José Tomás Pérez como director del Instituto Dominicano de Aviación Civil, ambos precandidatos. Aunque a aquella decisión podría atribuírsele la intención de guardar la forma en cuanto al choque de intereses en el manejo de la cosa pública, también la motivación podría andar por el hecho de que tanto él como su esposa, Margarita Cedeño, se perfilaban como precandidatos presidenciales y no querían competencia con alguna fuente de poder.
Con el presidente Medina no tuvo que hacerlo con miras a las elecciones de 2008, pues el entonces secretario de la Presidencia le renunció a finales de 2006, para dedicarse a la campaña interna.
Otra vez, aquí se pueden hacer dos lecturas. Una es la intención de desligar las acciones propagandísticas de una precandidatura de la influencia y capacidad de maniobra que da un puesto público de esa envergadura. Y la otra es que el propósito era trazar la raya de Pizarro y hasta evitar represalias de parte de un presidente de la República que, según el retador, le había prometido, con los dedos cruzados sobre la boca, que en esa ocasión le tocaría a él. Un pleito así, que terminó de tan mala manera que el vencido ni siquiera hizo campaña a favor del repitente, no podía desarrollarse de manera decente estando los dos luchadores en el mismo camerino.
Al final del primer período de gobierno peledeísta (1996-2000), cuando aspiró sin éxito a la Presidencia, Medina fue sustituido por Alejandrina Germán como titular de la Secretaría de la Presidencia.
De aquí la pregunta de por qué Danilo Medina no ha pensado en remover a sus compañeros de partido que hoy forman parte de su gobierno y que están tirados a la calle del medio en busca de votos potenciales dentro y fuera del PLD.

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