martes, 25 de junio de 2013
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La crisis que sacude al PRD se profundiza. Las misivas de Miguel e Hipólito ponen al descubierto el origen y naturaleza de la crisis del PRD. Entendamos: La democracia es un sistema político que se fundamenta en la voluntad popular, la cual se delga mediante el voto soberano de todos, en favor de unos representantes elegidos de forma libre y transparente. Eso es lo que se llama la legitimación interna o democracia interna, donde todos aceptan someterse a los procedimientos de Ley o estatutarios de donde emana la legitimación de la autoridad y/o liderazgo democrático.
Contrario a esa forma de legitimación existe la legitimación fáctica o externa, mediante la cual se les otorga el poder a ciertos representantes o dirigentes, pero basado en criterios no democráticos, tales como la propiedad o el dinero, el origen social o familiar, la jerarquía tradicional que otorga autoridad, y hasta por el carisma personal que los dirigentes proyecten.
Históricamente el PRD, pese a ser el instrumento partidario más efectivo en la lucha del pueblo por la libertad y la democracia, no ha podido resolver el problema de seleccionar sus dirigentes y sus candidatos mediante procesos ordenados y aceptados bajo los procedimientos de la legitimación democrática. Su desordenada convivencia ha estado dominada por la vigencia de los legitimadores fácticos que en momentos han hecho crisis violentas que han dividido al partido. La tradición, primero y la partidocracia clientelar en los últimos años, han impedido una sana y ordenada convivencia democrática dentro del partido.
Esa historia y esa lógica es lo que han quedado en evidencia en las cartas públicas de Miguel Vargas y de Hipólito Mejía, en las cuales la superación de la crisis se quiere supeditar no a la voluntad popular de los miembros de la organización, sino a un pacto personal entre los dos dirigentes en conflicto en base al poder fáctico de ambos: el carisma de Mejía y la tradición de su condición de ex presidente reconocida por la mayoría; y el poder del dinero que los perredeístas le atribuyeron a Miguel Vargas, el que además ahora cuenta con el poder fáctico decisivo otorgado por Leonel Fernández a través del TSE y la JCE, organismos bajo el control de su gran poder.
Esto último es lo que hace más difícil la solución de la crisis del PRD, ya que la división del PRD es una condición imperativa para que el grupo gobernante logre el triunfo y la continuidad en el poder después del 2016.
El PRD tiene que ir dividido para esas elecciones. Ese es el imperativo categórico para el triunfo del PLD.
Hora de movilización
La juventud del PRD debe hacer conciencia lúcida de esa trampa para que irrumpa en el escenario, impulsando una corriente que movilice a toda la Nación, con la doble misión de someter al PRD a la LEY de la legitimidad democrática, y a la Nación para liberarla del inminente dominio del Partido Único, que sustentado en el poder económico y en el control casi absoluto del poder político, como lo hiciera Trujillo, amenaza la democracia dominicana.
La juventud del PRD como ayer debe luchar por su partido y por la democracia del país.
¡Qué no haya ninguna duda!
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