martes, 18 de junio de 2013

El problema con Haití



A los crónicos problemas nacionales que son serios desafíos para las autoridades dominicanas, ahora le añadimos la situación originada por la veda impuesta por el gobierno de Haití a los productos avícolas y cárnicos de producción nacional. El problema no es nuevo ya que hace unos años el Gobierno haitiano dispuso la veda y aunque nunca fue levantada el comercio entre ambas naciones siguió comportándose de forma regular, basado en relaciones informales sin regulación formal y legal, que ha sido la tradición preferida por los comerciantes de ambos naciones.    

Sin embargo, la informalidad  es potencialmente una debilidad, sobre todo en el marco de la globalidad, la cual estimula y fortalece la incursión de grupos de “negociantes” liberales en capacidad de incidir en ambos gobiernos para sacar ventajas particulares con la importación de mercaderías para ambas economías. Esos intereses particulares son los que se presume han influido en el Gobierno haitiano para imponer una veda que perjudica a los productores de Dominicana, pero que favorece la incursión de esos grupos económicos y políticos interesados en participar en los beneficios de los negocios de importación.   
   
La situación le impone a las autoridades dominicanas la imperiosa necesidad de redefinir en la urgencia una estrategia que se eleve de la informalidad cuasi primitiva en que se dan las relaciones de intercambio entre ambas naciones, a la racionalidad de una relación más formal y legal mediante acuerdos entre ambos Estados y Gobiernos, de modo que se pueda dar un intercambio regulado de ambos mercados y con suficiente seguridad jurídica, internacionalmente avalada en el marco de la OMC. Esa orientación de racionalidad, se debe ampliar con la aprobación e implementación de una estrategia nacional de mercados de exportación, dentro de la cual se debe trabajar en la búsqueda de nuevos mercados regionales para la producción nacional, de modo que no haya una dependencia tan marcada o asimétrica, que haga débil la posición de los productores nacionales. 

La necesidad del momento

Sin una estrategia en ese sentido los negociadores nacionales no sabrán nunca qué y cómo negociar con sus homólogos haitianos. No sabrán qué es una buena negociación, ni sabrán ponderar los efectos positivos o negativos de las diversas condiciones a establecer en los eventuales acuerdos que se puedan formalizar. Sin esa estrategia nacional no hay términos de referencia y en consecuencia todo queda expuesto a la improvisación y a la tentación de soluciones emotivas y afectivas alimentadas por los vicios de la sociabilidad afectiva y primitiva, en la cual dominicanos y haitianos están muy bien entrenados.
   
Asimismo, las autoridades deben cuidarse de la improvisación de represalias que puedan poner en marcha los comerciantes nacionales afectados por las medidas asumidas por las autoridades haitianas. Las autoridades, en consecuencia, deben tomar el control efectivo de la frontera de modo que no se deje ese espacio estratégico a la espontaneidad de la protesta de los comerciantes criollos perjudicados. El gobierno dominicano debe exhibir más carácter encarando la situación conflictiva creada.
La hora es de prudencia, racionalidad, decisión y dignidad. 



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