lunes, 24 de junio de 2013

Poda y Siembra


E l público se consterna cuando ve cortar un árbol en el ámbito urbano; y recibe este impacto, más emocional que racional, no tanto porque el dominicano sea a rajatabla partidario de que el país posea ricas plantaciones de árboles, sino porque con ello responde a las campañas desplegadas por la conservación de la foresta. Pero en realidad, al dominicano le da un pito tener o no tener una amplia zona boscosa.
    
En el caso del Gran Teatro del Cibao llamó la atención la tala y poda en razón de que los laureles formaban parte del ambiente, en el jardín que bordea la majestuosa estructura.
    
No deja de tener razón la Directora del Teatro, licenciada Brenda Sánchez, cuando explica que las raíces de los laureles pueden hacer daño a la edificación, pues de sobra es conocido que este árbol levanta las aceras con sus raíces y afecta las lozas de los parques en los cuales se encuentra sembrado, en casi todo el país.
   
 Pudieron podarse, sin embargo y con la asistencia de un experto, dirigir el crecimiento de las raíces hacia zonas alejadas de las aceras perimetrales y la estructura de la edificación, a base de conductos acuíferos que atrajesen estas raíces en sentido contrario al gran edificio.
    
La siembra de estos laureles, lo mismo que la tala y poda de ejemplares de ellos, ahora, debe encerrar una lección a tener en cuenta por quienes son responsables por el ornato citadino en todos los centros urbanos de la República , quienes deben asesorarse con Agrónomos e Ingenieros Agrónomos que puedan indicarles cuáles árboles tienen raíces pivotantes y no fasciculadas ni rastreras, pues las primeras son aquellas que penetran hacia lo hondo y no hacia los lados, como ocurre con los otros dos tipos de raíces.
    
Lo que en las explicaciones dadas por la dirección del Gran Teatro suena baladí o de poca sustentación, es aquello de que el trabajo de tala y poda se realizó porque se abrirán cursos o campamentos de verano y la arboración existente no era apropiada al desarrollo de los programas a ejecutar.
    
De todas maneras, tras la tala, siembra; y tras la poda, esperar a que resurja el denso ramaje de los laureles, asumiendo las acciones remediales para impedir que las poderosas raíces de estos fuertes árboles, se encaminen hacia las aceras circundantes del Gran Teatro del Cibao.
 

EXPORTACIONES TRUNCAS
 
Las revelaciones de que el año pasado fueron detenidos y devueltos desde Estados Unidos, productos industriales de fabricación en la República Dominicana, bajo alegatos diversos, revela, por nueva vez, que el libre comercio es un embudo que no siempre su parte ancha se embica hacia los países de menor desarrollo relativo, sino que hacia estos pueblos siempre se coloca la parte estrecha.
    
Es verdad que muchos de los productos devueltos corresponden a fármacos no autorizados; pero también es verdad que la lenidad dominicana permite que muchos fármacos de fabricación extranjera entren a suelo dominicano, sin tener la aprobación correspondiente.
    
Conviene que las autoridades del país se alíen a los fabricantes dominicanos, porque no solamente de pollos y de huevos debe hablarse, sino de otros artículos cuya venta en otros países, y sobre todo, en aquellos con los que se tienen firmados tratados de libre comercio, debe defenderse continuamente, sobre todo al procurar su colocación entre los norteamericanos.
    
Los dominicanos deben recordar la frenética lucha que libraron los mexicanos tras la firma del Tratado de Libre Comercio, pues aún suscrito y ratificado éste, se les impedía la colocación de bienes primarios como vegetales hortícolas, bajo alegatos tan inverosímiles, como que los camiones que los transportaban tenían neumáticos lisos y otras sandeces igualmente contrarias al espíritu del tratado suscrito.
    
No solamente por pollos y por huevos debe pelear el Gobierno Dominicano y no únicamente frente a Haití, sino también ante este coloso mundial, pues de otra manera estaremos condenados a ser importadores netos y compradores de aquello que a los vendedores les venga en ganas entregar a los dominicanos. 

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