miércoles, 20 de marzo de 2013

“Gula del poder”


Lo que le ha pasado al país con la nueva clase política que comenzó a dominar el escenario a partir del 1996, cuando el PLD se entronizó en el Estado y luego el PRD desde el 2004 para luego volver a caer en manos del PLD hasta nuestros días, se evidencia en los casos de los contratos eléctricos, pero más aún en el caso del contrato de la Barrick Gold.
    
Esta clase política que supuestamente venía de una formación marxista y moralista prometiendo la “liberación nacional” y la solución de los grandes males ancestrales del país, males que han conformado el cuadro permanente de miseria e ignorancia y de dependencia de la república de la dominación imperial, tal como lo diagnosticara la mente lúcida y patriótica de Juan Bosch, al llegar al poder se entregó a los designios que señalaba el contexto internacional dominado por la estrategia de la globalización impulsada por el neoliberalismo y su “capitalismo salvaje”.
    
Por eso lo primero y determinante que esa clase política se propuso una vez llegada al poder, fue promover la privatización de la economía en esta fase neoliberal, desmantelando y disolviendo el patrimonio público que significaban las empresas económicas heredadas de la tiranía y facilitando la inversión extranjera, estableciendo el marco jurídico para ello y las condiciones locales entreguistas para que esa inversión “salvaje” sustrajera los activos nacionales en contra del medio ambiente y de la propia población empobrecida. 
    
Esas nuevas políticas públicas se complementaron con los tratados de “libre comercio” y con un modelo económico que favoreció  las importaciones indiscriminadas en contra del aparato productivo nacional, el consumismo, el endeudamiento, los déficits fiscales y los “ajustes tributarios” para sostener una gobernabilidad que significó la más voluminosa corrupción y el sostenimiento del más formidable aparato comunicacional para justificar, de forma degenerada, los aspectos supuestamente positivos de la gestión, como fueron el crecimiento de la economía y la estabilidad macroeconómica, artificialmente inducidos sobre la base del más colosal endeudamiento y la más execrable entrega del país a una inversión multinacional despiadada y corruptora. Pero mientras esas acciones se desataban implacables sobre la Nación, la clase política corrompida se aprovechaba de forma golosa para ensanchar sus bases económicas y políticas  de dominación a través de la más amplia corrupción que se conociera en la historia de la República.
    
El caso que ahora se está conociendo en torno al contrato de la Barrick Gold es el ejemplo más espectacular de esa política antinacional degenerada. Ese contrato no sólo fue concebido en su modificación para entregarle a esa multinacional prácticamente todo el oro dominicano a cambio de migajas, sino que se le permitieron prácticas propias de saqueadores y delincuentes de los tiempos de los corsarios, como quedara evidenciado en la gestión responsable de Aduanas al develar el intento de contrabando hecho por la minera, circunstancia que debería ser suficiente para una sanción a la Barrick sin precedentes, que restaure la dignidad nacional contra la “gula del poder” de los corruptos globales y locales. 

¡Qué lo de la Barrick no se quede así: Sanción y revisión!

0 comentarios:

Publicar un comentario