martes, 24 de junio de 2014

BANCOS PÚBLICOS DE DESARROLLO

El Estado, no únicamente el Estado Dominicano, sino en sentido general, ese enunciado de superestructura jurídica en la cual son sustentados los gobiernos centrales y locales, tiene dos maneras de impulsar el desarrollo de los pueblos y por consiguiente, el bien común. La una, mediante la inversión directa sustentada en el ahorro propio que no en el ajeno que llega como préstamo; y la otra, mediante el financiamiento reembolsable, a costo menor que el propio del mercado, de toda actividad productiva juzgada prioritaria para el crecimiento económico.
   
Por supuesto, todos saben que desde hace alrededor de veinte años el Gobierno Dominicano perdió la capacidad del ahorro y depende de préstamos externos hasta para llevarse un buche de agua a la boca; pero lo que en medio de la debacle reinante no puede haberse perdido, es el procedimiento a seguir en el impulso a las actividades productivas juzgables como importantes para el país.

Cabe por tanto que en la búsqueda de recursos para establecer un banco de apoyo a las exportaciones se procure averiguar el destino de todos los recursos que fueron del Fondo de Inversión para el Desarrollo (FIDE) y del Fondo de Inversión para la Infraestructura Turística (INFRATUR), transferidos hacia el antiguo Banco Nacional de la Vivienda que, con tales dineros, pasó a llamarse Banco Nacional de la Vivienda y Fomento de la Producción.
   
Frente al intento de medrar en los fondos de pensiones, cabe reiterar la pregunta hecha en ocasión anterior por este diario: ¿Dónde están esos recursos?
 

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