martes, 17 de junio de 2014

Para que no sean permanentes

Los chinos acuñaron miles de años atrás, un proverbio que sostiene que no debe donarse un pescado al hambriento, sino enseñarle cómo se pesca; y, en buena medida, esa proposición es rescatada por el Presidente de la República, Lic. Danilo Medina, cuando sostiene que la obra social del sector público debe ser limitada en el tiempo, puesto que quienes se acostumbran a vivir de ayudas, pierden su autoestima.

Certero el juicio.

Corresponde a quien tiene iniciativa y recursos para ello, impulsar programas de producción de bienes y servicios que no necesariamente está obligado a comenzar en grande, sino que puede impulsar como labor creativa pequeña e ir agrandándola en la medida en que lo requiera el mercado de sus usuarios o sus consumidores; pero también debe ser pauta gubernativa el impulsar proyectos que tiendan a suplantar la caridad por la producción, mediante facilidades financieras, asistencia técnica y orientación, apoyo moral y con otros procedimientos que estimulen al creativo y al emprendedor, como se dice por estos tiempos.
     
Si el sector público no presta esas formas de apoyo, tendrá que mantener la obra social, por largo tiempo.

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