viernes, 15 de febrero de 2013

La construcción del amor

Josefina Almánzar.


“No es necesario hablar del amor, porque el amor tiene su propia voz y habla por sí mismo” (A orillas del río Piedra me senté y lloré, Paulo Coelho).

En esta semana hemos celebrado el día del amor y de la amistad establecido en el calendario ordinario.
   
Hemos recibido manifestaciones de cariño expresadas en cartitas, tarjetas, chocolates, rosas, en fin, detalles.  Estos son los que mantienen la tradición de una manera sencilla, otros, como siempre, se han ido al terreno comercial y han hecho inversiones más costosas haciendo del día algo especial. Quizás ya hoy pasada la euforia, estemos viviendo un día más sin el romanticismo, las velas, la copa de vino, el rojo de la pasión, la música de la ilusión, los detalles que expresamos y vivimos ayer, 14 de febrero.
   
Sin embargo, en este día después de la celebración del 14 de febrero, un día cualquiera del calendario ordinario opto y elijo construir el amor, ese que se manifiesta en el día a día en nuestra cotidianidad, ese que se manifiesta desde que en la mañana La Divinidad nos regala la bendición de vivir un día más, ese que se vive en el agradecimiento de todo lo bueno que el Universo nos regala en cada oportunidad que la vida nos brinda.

Prefiero construir el amor como se hace la zapata en la cual se levantan los grandes edificios para  que nos de fortaleza y valentía de espíritu en los momentos de turbulencias y no pueda ser destruido por los vientos que nos azotan.
   
Decido construir el amor haciendo caminos de solidaridad, esperanzas, de mejores tiempos, de fe en el porvenir de la humanidad a pesar de lo negativo que a diario se nos presenta.
   
Prefiero vivir en el amor que hablar del amor y en ese vivir me entrego a la Divina Providencia ofreciéndome como su instrumento y servidora para que su voluntad reine en mi vida y pueda ser canal, luz para mis semejantes. Prefiero seguir tendiendo puentes de amistad, otorgando sonrisas, estrechando manos cálidas, abrazando y sirviendo de hombro en los momentos difíciles que como parte del aprendizaje se nos presentan.
   
Sí, definitivamente el amor se construye en el día a día, ladrillo a ladrillo. Formamos su edificio en los encuentros, en los instantes de magia que La Divinidad nos brinda.
   
Vivamos en el amor construyéndolo en el día a día no un solo día,  así lo tendremos los 365 días del año como nuestro acompañante incondicional en ese lugar nuestro y especial llamado, corazón. 

La autora es Abogada y Docente Universitaria.

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