sábado, 2 de marzo de 2013

Martha, ¡A enderezar el camino!

Por Venecia Joaquín.-

Estoy triste, muy triste, por la dura experiencia que está viviendo esa jovencita bonita, alegre, llena de sueños y proyectos,  que recién comienza su vida: Martha Heredia. Esta hija de nuestra patria, fue salpicada por los desechos, antivalores,  que de manera selectiva, barren en  esta sociedad.  Con apenas 18 años, saltó a la fama en el 2009. Se le abrieron los caminos del éxito artístico al ganar el concurso de Latín American Idol. 

De origen humilde, no tenía en su entorno los mecanismos para canalizar y manejar adecuadamente, este inesperado éxito personal y profesional. Ese vacío fue ocupado por inescrupulosos que la llevaron al mundo de las drogas.

Su caso debe ser manejado  con objetividad y sin privilegio. Ajustado a  criterios legales, judiciales pero también educativos. Debemos limpiar su mente.     Es la única forma de que ella y la juventud que observa, aprendan lecciones positivas.
    
En el país, no hay organismos que  orienten  jóvenes que con su perfil,  limitados recursos económicos y pocos contactos para ayudarla, lleguen al estrellato. Esos vacíos son aprovechados,  por los que buscan ventajas arropándose con el éxito de los demás. El fenómeno Martha Heredia,  es el de muchos  jóvenes talentosos quienes a temprana edad se lanzan a la fama. Pueden pasar de la pobreza a la riqueza, salen del anonimato. 
    
Por tanto, deberían recibir, la discreta orientación, ser abrazado por el gobierno, a través del Ministerio de la Juventud o cualquier organismo. Lo han hecho con deportistas. Los de farándula deben tener igual atención, quizás más.  De manera tal, que esos jóvenes carismáticos, admirados, sirvan de  parámetros a los demás. No debemos dejarlos como estrellas solitarias de nuestro firmamento. Ni  estar asechándolos que caigan en el fango, para castigarlos. Una palmadita previa hace bien. Pero cuando esto sucede como en el caso de Martha, debemos sacarlo de manera tal, que aprendan lecciones que los reivindiquen.
    
Lamentablemente, no podemos excusarlos ni justificarlos.. Sería un pésimo mensaje para la juventud. Creerán que podrán hacer lo mismo, pues al final, nada pasa. Además, excusarlos es darle el triunfo, luz verde, apoyar los  malvados, los que los deforman y  utilizan “como mulas” o medios de obtener riquezas mal habidas.     Al ver que  nadie se castiga, ni a ellos ni a sus víctimas, seguirán buscando personas con condiciones similares,  para enriquecerse y estos aceptaran sin temor.
    
Por el bien de Martha y de la sociedad, debemos dejar que la justicia haga su trabajo. De manera paralela, deben actuar  mecanismos educativos, psicológicos, correctivos, que reivindiquen  a esta jovencita.  Su vida recién comienza.  Debe reorganizarse y aprender. Con el tiempo agradecerá las duras lecciones. “Quien más te quiere, te harás llorar”. 
   
 No temas, Martha. Una bofetada a tiempo, ayuda a reaccionar. Dios detiene a sus hijos de diferentes formas, cuando van por el camino equivocado. Capta su mensaje. Déjame decirte que por más que sonría, no te ve linda esposada y rodeada de guardias. Eso no es publicidad ni fama artística. Eso es una caída feísima en el fango. Luce fea. Ha decepcionado. Es una estrella que se apaga, hunde y  denigrada. 
    
Comienza a reconocer tus errores, debido a  malos consejos. Corrígelos. Procura enderezar tu vida.. Saca de ella lo que te enlodas y  resta  felicidad. Retoma  sanos valores. Es el momento de dejar la prepotencia y aprender de humildad, de reflexionar, comprender, perdonar, de entender que la riqueza fácil, dañando los demás, da asco, que lo material no vale nada sin la paz espiritual. ¡Sacúdete!  Dios está a tu lado. Pídele con fe. 
   
 Tus padres  y  los que te apoyamos cuando estaba en pleno concurso, merecemos la alegría de verte por un camino  despejado, ejemplar y sobre todo feliz. ¡!Seguimos apostando a ti!!. Tiene la oportunidad de darnos la razón. Luego, desde cualquier escenario, desarrollarás tu talento artístico y triunfarás. Sólo tienes que proponértelo. ¡Adelante!, muchachita, tú puedes. 

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