sábado, 22 de marzo de 2014

Contratiempos del porvenir

Los arrendatarios españoles del Ingenio Porvenir, contiguo y casi arropado por la ciudad de San Pedro de Macorís, han externado en más de una ocasión que funcionarios del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), propietario arrendador, hostigan la empresa y le impiden desarrollar las labores de producción azucarera y de mieles finales propias de una industria del tipo, sin que se hayan dado las explicaciones de lugar en un caso que, de tomar cuerpo, afectará la credibilidad del país como receptor de capitales por parte de inversionistas extranjeros.
            
La industria azucarera dominicana tiene historia de errática existencia desde los días en que se introdujo en el primer decenio del siglo XVI la sustanciosa gramínea, llegada desde las islas Canarias, pues con la siembra llegaron los trapiches e ingenios, aunque también las hornadas de negros esclavos, cazados más que capturados, en las zonas costeras Occidentales del África, por aquellos días descubiertas y ocupadas por los portugueses.
    
Justamente en los últimos veinte años la República Dominicana repite, como si estuviera calcando sucesos ya escritos, el devenir de esta industria que llegó con avances como las acequias o canales fluviales derivadores de agua por gravedad, para poner en acción los engranajes de molinos que sacaban el guarapo a la caña, que, conducido a las tinas de calentamiento, daban inicio a la deshidratación de donde derivaba el dulce sólido exportado a España. Tales avances duraron alrededor de dos siglos como muestra de avance y más adelante comenzaron a esfumarse, como prueba de que, entre los dominicanos, nada perdura por útil que sea.
    
Los nuevos ingenios resurgieron a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y tras cumplirse el proceso de “capitalización”, iniciaron más que la decadencia, la desaparición, pues de algunos de ellos, como el caso del “San Luís”, fundado en los años finales del régimen del Presidente Ulises Heureaux, no quedan ni los cimientos de sus estructuras fabriles y únicamente las chimeneas se levantan intrépidas, como si denunciaran la falta de hacendosidad del dominicano.
    
LA  Guia del Pueblo pide que el caso del Porvenir sea adecuadamente investigado y que si los arrendatarios españoles no tienen la razón al exponer sus quejas, sufran la rescisión del contrato que los ampara, cumplidas las disposiciones sin duda contenidas en el convenio suscrito; pero que, si, como ellos alegan, son objeto de truculentas decisiones de funcionarios del CEA, sean compensados por el tiempo perdido y por los daños infligidos a la sombra algunos responsables que actúan en nombre del arrendador.  
    
La forma en que se canibalizaron los terrenos de todos los centrales azucareros del Estado, en que se ha dispuesto de las factorías de varios de los mismos, como el caso citado del “San Luís”, obliga a prever la presencia de maniobras que, con el paso de tales acciones, determinarían la repetición de hechos que, en el pasado colonial, empobrecieron la parte Este de la is

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