El presidente Medina ha sometido al Congreso dos proyectos de ley, uno para la emisión de bonos por US$ 1,500 millones, y el otro por RD$ 33,615.5 millones, para un monto total de 98,114.5 millones de pesos, equivalentes a casi un quinto del presupuesto, los cuales serían destinados a financiar buena parte de los requerimientos de ingresos fiscales contemplados en el presupuesto nacional.
Para los hacedores de decisiones públicas en nuestro país se ha hecho habitual y natural que gran parte del presupuesto se financie con endeudamiento, sin discriminar si las inversiones o gastos a incurrir sean reproductivos o no, de modo que se toma prestado para cualquier antojo gubernamental. Esa mentalidad frente al gasto público, ha hecho que el país se haya endeudado a tal nivel que hasta los propios organismos internacionales han alertado del peligro al que se ha acercado el país por su alto endeudamiento.
El endeudamiento ha crecido de forma paralela al crecimiento de la economía, pudiéndose decir que gran parte de las manifestaciones sociales y físicas de ese crecimiento, se han materializado por el endeudamiento externo e interno de los gobiernos. El gobierno de Medina no escapa a esa tentación que pone en peligro el futuro de la Nación, de modo que en el año y medio que lleva de gestión, ha mantenido un ritmo alarmante de endeudamiento. Aunque su gestión el gran público la diferencia de la gestión pasada de forma muy positiva, esa percepción es solo explicable en términos personalistas, pero no en términos estructurales, ya que hay una continuidad en la ecuación presupuestal aplicada por ambos gobiernos, sobre todo en materia de endeudamiento, gastos corrientes, déficits fiscales, ajustes tributarios y encarecimiento del costo de la vida.
La predilección del endeudamiento y la forma del gasto púbico no solo ponen en peligro la viabilidad financiera de la Nación, sino que han justificado los planteamientos del sector empresarial, el cual ha reiterado la necesidad de un cambio del modelo económico. En ese orden, se ha señalado que debe ponerse en ejecución una ecuación presupuestal que ponga el énfasis en la austeridad y racionalidad del gasto público y en la inversión neta de capital, para revolucionar la producción nacional, a modo de provocar la emergencia de una economía exportadora y competitiva en el marco del mercado global, que genere un dinamismo capaz de integrar a la población económicamente activa en mejores empleos formales de mayor productividad que redunden en el bienestar de toda la población.
Cambio de rumbo
En ese cambio de modelo para la aplicación de la ecuación presupuestal, es que el Presidente Medina debería invertir su gran capital político, para que en el país la “revolución educativa” se acompañe de la “revolución económica.”
En ese cambio de rumbo estructuralmente todavía pendiente, es que se justificaría el endeudamiento racional del país. Un endeudamiento encima de la irracionalidad en el gasto público, solo acorta la distancia del abismo al que el país se acerca.
¡Evitemos más endeudamiento clientelar!
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