martes, 18 de marzo de 2014

Mensajes de una denuncia

La multinacional Phillips Morris, que luego de su separación del grupo E. León Jiménes, se quedó en el país con el negocio de los cigarrillos, es una agroindustria cuyas instalaciones todavía exhiben los signos vitales de una empresa pujante y vanguardia de la modernización industrial del país, en materia de la producción y mercadeo del cigarrillo, pese a que la competencia entre las marcas de cigarrillos ya no desempeña el rol dominante que ocupara en otros tiempos en los espacios del poder mediático.
    
Esta sola empresa aporta al fisco la suma de RD$ 3,900 millones, los cuales representan una presión fiscal de un 57 %, muy por encima del promedio establecido por a DGII para toda la economía que es de menos del 13%. La empresa cuya planta de producción está establecida en Santiago, mantiene una nómina de unos 4,000 empleos y un área de producción del tabaco de unas 26,000 tareas a lo largo de toda la Línea Noroeste, en unas 53 fincas productivas. Además de su incidencia en la dinámica económica de Santiago, la empresa tabaquera aporta al fisco el 38% de los RD$ 13,203.5 millones que aportan las empresas de Santiago, según los estudios de la DGII. A esos aportes fiscales, la empresa también aplica una política de responsabilidad social implementada mediante programas de apoyo a la educación, contra la violencia de género y de desarrollo comunitario. 
    
La fortaleza de la empresa, sin embargo, se ve amenazada además del fenómeno del tabaquismo en el mundo, por otros factores que tienen que ver con el nuevo contexto de la apertura de los mercados y la desregulación de la economía, el cual contexto ha traído consigo la falsificación y el contrabando de otras marcas de cigarrillos que imponen una competencia desleal, afectando la demanda efectiva de las marcas de cigarrillos que produce la empresa, descendiendo su volumen de venta.  A esa circunstancia, se agrega la tendencia histórica de elevar los impuestos a los cigarrillos, lo que obliga al encarecimiento del producto, haciendo más atractivos los mercados informales fruto del contrabando y la falsificación.  De esa manera, no sólo se amenaza a la empresa, sino que también se está perjudicando al fisco al reducirse las ventas y los impuestos cobrados.  
    
Apertura y control

Ese cuadro de situación debe merecer la atención de las autoridades, de modo que se revise la política impositiva y su impacto en la economía de las empresas, al tiempo de que también se revisen los impactos de la apertura y la tendencia a la desregulación de los mercados, para que se adopten los correctivos pertinentes, de modo que el nuevo contexto institucional no siga rompiendo el eslabonamiento de la cadena productiva a nivel nacional, y empresas como la Phillips Morris de cigarrillos y la Casa Brugal de ron que también denunció una situación similar, entre otras muchas, no se vean amenazadas por los nuevos procesos del mercado, haciendo peligrar la producción industrial, el empleo productivo y la dinamización de la economía rural del país. Hay que definir y establecer políticas en defensa del capital y el trabajo productivo establecidos.

¡Defendamos la producción nacional!

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