martes, 4 de marzo de 2014

Respuesta a los EE.UU

La Cancillería Dominicana ha reaccionado frente al informe del Departamento de Estado de los EE.UU, rechazando en términos de las acusaciones hechas contra la RD en materia de violaciones y discriminaciones contra los derechos humanos a partir de la sentencia del Tribunal Constitucional, en la cual se niega la nacionalidad a las personas nacidas en el país de padres indocumentados, especialmente a los hijos de haitianos. Frente a esa acusación, la Cancillería dice que “en lo que toca a la República Dominicana, el informe es una colección de recortes viejos de periódicos que consideramos simples. Salvo el ejemplo didáctico de “copy and paste”, el mayor valor del informe reside en el papel en que se imprime”.  
   
Se trata de una respuesta burlona que al mismo tiempo que descalifica la acusación de los EE.UU, pone al descubierto una “voluntad soberana” capaz  de rebelarse contra la tradicional injerencia permitida y aceptada a los gobiernos de los EEUU sobre el país y sus gobiernos, que por lo regular han sido conservadores y de derechas, y que históricamente han asumido una posición sumisa frente a la dominación ejercida por los EE.UU. 
    
Ese vuelco doble de RD y los EE.UU resulta raro e inaudito, si se considera que esa postura sería propia de un gobierno de izquierda y no de derecha conservadora, como se le reconoce al dominicano, cuyo espíritu conservador se pone de manifiesto en la sentencia del TC, la cual recrea la vieja cultura sobre el Estado “nacionalista y soberano” propia del siglo diecinueve. Por el contrario la posición americana, centro de la derecha global y conservadora, cuya estrategia de la globalización se inspira en la defensa de los derechos del Mercado, asume lo que sería una postura izquierdista, y por tanto contradictoria, ya que en apariencia pone el énfasis en los valores ideales contenidos en la cultura de los derechos humanos, cuando éstos son soslayados por esa misma estrategia de la globalización, la cual defiende la “seguridad nacional” y de los mercados imperiales  por sobre cualquier otro valor vinculado a los derechos humanos.  
    
Esa “comedia de equivocaciones” aparente que se está dando entre RD y los EEUU, pero de inaudita y “liberadora” postura del gobierno dominicano, tiene su explicación en la misma adecuación de los últimos gobiernos desde el 1996, a esa estrategia de la globalización que ha impuesto el esquema institucional de dominación basada en la apertura y el “libre mercado”. Esa estrategia de la globalización  en el caso nuestro ha tenido en los gobiernos del PLD a sus más efectivos interlocutores y aplicadores, los cuales al mismo tiempo han  aprovechado su paso por el poder para echar las bases materiales de una dominación hegemónica que le ha permitido controlar  todas las fuentes del poder político del Estado y convertir a su cúpula partidaria en parte integrante del poder oligárquico de la Nación. De esa forma, el gran poder acumulado le ha permitido disponer de los grados de libertad para expresar una postura en apariencia contraria a los dictámenes de los EEUU, tal como la expresada por la Cancillería frente a las críticas del Departamento de Estado. 

¡Qué no se equivoque el país!     

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