viernes, 25 de enero de 2013

Experto atribuye feminicidios a inadaptación del hombre


Al menos nueve mujeres han sido asesinadas por sus actuales y exparejas en lo que va del año 2013, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a la sociedad en general, que desde hace tiempo ha comenzado a movilizarse contra este flagelo en toda la República Dominicana, esta vez aún más alarmada.

El año 2012 concluyó con la desdicha de cinco muertes en el sector Invivienda, Santo Domingo Este, incluyendo una niña de dos años, mientras que el presente se inauguró con un incremento de la violencia hasta en la comunidad criolla que reside en los Estados Unidos.

Varias son las fórmulas y teorías que se manejan a fin de combatir esta brutalidad de género, en tanto que las autoridades y expertos coinciden en que es un problema cultural inscrito en la “psiquis colectiva” de la población, lo que hace necesario un cambio en la actitud de la sociedad para su erradicación.

El temor por los constantes feminicidios ha motivado el pronunciamiento de diferentes personalidades de la vida pública, como el Presidente de la República, Danilo Medina, quien consideró que la violencia intrafamiliar es una situación anómala que hay que erradicar y comunicó: “Próximamente anunciaremos los detalles de un método para combatirla”.

Por su parte, la Conferencia del Episcopado Dominicano hizo referencia a la cantidad de crímenes por esta causa que se han producido en los últimos tiempos y llamó a los hombres y mujeres a constituir familias sanas, llenas de amor, comprensión, respeto y perdón.

Sobre tan vulnerable tema, el director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, José Mieses, sostuvo que esto es producto de una especie de “inadaptación del hombre”, con respecto al desarrollo que ha venido logrando la mujer.

“En los últimos 50 años, la mujer se ha adelantado socialmente, porque ya tiene un rol preponderante en la sociedad, trabaja y dirige. En muchos casos tienen sus propias empresas, situación que se antepone al hombre, quien con poca educación y falta de autoestima cree que sólo a través de la violencia y el control puede apoderarse de ella”, precisó el especialista durante una entrevista exclusiva concedida a este multimedios DominicanosHoy.

Formar valores

De acuerdo al experto, dentro de las características de una persona que goza de salud mental, está respetar a los demás y el que acaba con la vida de otro, evidentemente está violando este derecho; por ende no tiene la mente sana. Entiende que el asesinato de mujeres es un fenómeno multicausal, que las autoridades no están tratando como tal.

En tal sentido, para conocer desde las comunidades la muerte de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, Salud Pública, a través de la Dirección de Salud Mental, está capacitando a dirigentes barriales en el manejo de conflictos familiares, estrategia que busca la formación de valores en los hijos e hijas, como aporte al bienestar de la sociedad.

“Hay que tratar de llegar con premura a cada hogar dominicano, sobre todo a los que están en riesgo para la formación de comportamiento delictivo”, apunta Mieses, quien agregó que: “Los promotores para la paz se están formando en diferentes barrios de la capital, como Gualey, Sabana Perdida, San Carlos, San Miguel del kilómetro ocho y medio de la carretera Sánchez, Capotillo, Los Guandules, La Zurza y Haina”.

Entre tanto, la ministra de la Mujer, Alejandrina Germán, entiende que la única forma de batallar contra la violencia de género es mediante la educación, a fin de producir un sistema de valores que garantice la igualdad, desde el mismo nacimiento de la persona.

Para Germán, este problema no lo puede enfrentar solo el Gobierno, ni el Ministerio Público, o el Poder Judicial, sino que implica construir aptitudes y convicciones diferentes, que puedan ser llevadas a la práctica cotidiana en cada domicilio.

La realidad es preocupante, por lo que se precisa seguir alertando a las autoridades en cuanto a esa primera denuncia que realiza la mujer maltratada, física o verbalmente, instando a convertir en un hábito el acto de querellarse a tiempo contra sus agresores, a fin de evitar que haya una víctima más de esta plaga, que es el feminicidio.

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